Además la capa de protección favorece el deslizamiento de las aguas y de los polvos (recubrimiento anti-suciedad) que en épocas habituales, se agarrarían a la superficie de la cubierta. Por consiguiente se facilita el mantenimiento de la cubierta, y evidentemente su aspecto general mejorara (será mucho más limpio).
- Disminución de la demanda de energía para la climatización de los edificios
- Mejor confort en los edificios sin aire acondicionado
- Menos emisiones de CO² debidas al menor consumo energético
- Mejora de la calidad del aire en los centros urbanizados
- Disminución del efecto “Isla de calor”, el fenómeno del sobrecalentamiento de los centros urbanizados con respecto a los alrededores
- Aumento del rendimiento de las instalaciones fotovoltaicas